El otro
día me encontraba leyendo un artículo sobre las preguntas que los
entrevistadores usan en los procesos de selección y me llamo la atención cuando
en uno de los puntos se hablaba sobre como algunas preguntas habían permanecido
en estos procesos durante más de veinte años.
En mi
opinión personal las personas que preparan las preguntas para los procesos de
selección deben tener en cuenta que estas preguntas deben estar orientadas al
puesto a cubrir y deben aportar información útil de los candidatos y las
candidatas.
Personalmente
pienso que no es adecuado seguir formulando siempre las mismas preguntas, porque
hoy en día en que disponemos de un acceso más fácil a la información y a recursos
para la búsqueda de empleo es más sencillo que una persona conozca cuáles son
las respuestas correctas a estas preguntas, por lo que al final no estaremos
viendo lo que buscamos ver con las respuestas si no solo una versión camuflada.
Un ejemplo sería la típica pregunta: “Dígame tres virtudes suyas y tres defectos”.
Si buscamos ciertas cualidades en un candidato la mejor forma de obtener la
verdad sin maquillaje es formulando preguntas nuevas ante las que el candidato
no se haya enfrentado ante ni conozca las respuestas que “debe” dar.
Otra
cuestión interesante al respecto es hacer preguntas que aporten al proceso de
selección, si por ejemplo buscamos a una persona para un puesto cuya duración será
temporal sin posibilidad de que se alargue indefinidamente en el tiempo, el
realizar preguntas orientadas a saber si a largo plazo la persona abandonara
nuestra empresa carece de utilidad desde mi punto de vista.
Resumiendo
todo lo anterior es importante hacer preguntas cuyas respuestas aporten al
proceso e ir renovándolas para tener una visión más real de los candidatos y
candidatas.
Esperando
que este post os haya gustado y resultado útil me despido.
Que
tengáis una buena y provechosa semana.
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